viernes, 7 de abril de 2017

EXPERIENCIAS DE DEFENSA NACIONAL DE LA NACIÓN GUARANÍ EN BOLIVIA FRENTE A LA COLONIZACIÓN IMPERIAL






















En un mundo globalizado bajo la hegemonía liberal capitalista del Norte, nuestros pueblos siguen resistiendo y dando pelea en batallas desiguales en este Siglo XXI, como lo hacían nuestros antepasados en el Siglo XIX. Hemos resistido más de 500 años como pueblos nacidos y criados en estas latitudes, ya con generaciones mestizas nativas convencidas en su conciencia de clase, en la necesaria lucha por la liberación nacional y social de nuestros pueblos americanos.

Hemos y seguimos enfrentando la colonización del gobierno mundial anglosajón protestante extranjero. Nuestros pueblos han comprendido el mensaje de la iglesia católica en su símbolo emancipador y a la vez ha combatido contra los intereses inquisidores de su institución. Nuestros pueblos ya no se sienten atrasados en relación a un mentiroso eurocentrismo que escribió la historia oficial proyectándose ellos mismos como los voceros de la modernización y del desarrollo liberal burgués.  Nuestros pueblos se reafirman en sus identidades nacionales, con arraigo cultural y territorial, y eso, precisamente eso, pone furioso al colonizador.

Ir al encuentro de la Nación Guaraní en estos tiempos, organizada en la Asamblea del Pueblo Guaraní, que comprende originarios de los Estados de Bolivia, Argentina, Paraguay y Brasil, es una decisión política en búsqueda de aproximación a un proceso popular que centró sus fuerzas por mantener la unidad de concepción, la cohesión nacional y una clara estrategia de unidad plurinacional bajo un único Estado.

Un proceso emancipatorio junto a otros pueblos que se han decidido por este caminar lento pero firme,  mientras los sectarismos y fanatismos religiosos y étnicos son utilizados en muchos casos por la rapiña imperial para dividir y penetrar en nuestros territorios con claro objetivo de ocupación y control. La decisión de naciones ancestrales manteniendo sus identidades e irrumpiendo en el proceso de recuperación, construcción y defensa de un Estado único para sus pueblos, que de fuerza y proyección internacional a las voces y sangre de sus comunidades, que siempre se han rebelado y han peleado por ser Libres del yugo colonial, expresa un alto nivel de conciencia política y de clase.




















Hemos compartido con la Asamblea del Pueblo Guaraní una jornada intensa de cinco días en la Universidad Indígena Boliviana Comunitaria, Intercultural y Productiva- UNIBOL Guaraní y Pueblos de Tierras Bajas. Hubo intercambio de opiniones y experiencias, respetando los procesos de debate y organización de cada uno, con la necesidad imperiosa de identificar al enemigo principal, las debilidades de la instituciones burguesas que persisten en nuestros Estados, y la falta de una herramienta organizativa regional que unifique a las organizaciones que seguimos resistiendo a los desarrollismos, progresismos, oportunismos y a los cómplices de este sistema de hambre y exterminio imperial capitalista y liberal.  
 






















El encuentro entre nuestra organización y la Asamblea del Pueblo Guaraní se realizó en el marco de la conmemoración y homenaje a los combatientes de la batalla de Curuyuqui. En el acto de cierre se concentraron comunidades guaraníes de todas las tierras bajas bolivianas, y delegaciones guaraníes de Paraguay, Brasil y Argentina, con la presencia del presidente del Estado plurinacional de Bolivia. En las propias conclusiones leídas frente al presidente Evo Morales se exige mayor firmeza al ejecutivo del Estado Plurinacional para no desviar el rumbo hacia el Socialismo, no conceder beneficios a la burguesía santacruceña, y sobre todo la imperiosa necesidad de participación directa en las decisiones políticas, afianzando el proceso de las autonomías locales de gobierno, y el necesario apoyo a la formación de cuadros políticos desde sus propias organizaciones, para no caer en el unicato comprable y corrompible cuando se cristalizan burocracias partidarias. 
En el mismo sentido de debate, y con posiciones radicales, en las tierras altas ya han tomado sus decisiones respecto a estas observaciones, organizaciones de otras comunidades, que directamente definieron sus fuerzas y empeño en la consolidación y crecimiento de estructuras revolucionarias autónomas con arraigo popular. El proceso emancipador latinoamericanista sigue siendo golpeado, confundido, desviado, pero no hay poder todavía sobre esta tierra que pueda con la decisión ancestral de ser libres en dirección a la “Tierra sin mal”.  Es nuestra base de resistencia, si avanzamos en la organización regional para ello, que esté a la altura de desafiar al enemigo principal actual, estaremos trascendiendo nuestro propio tiempo histórico y honrando a nuestras compañeras y compañeros caídos en pasadas batallas independentistas. 


Batalla de Curuyuqui: 

…”aparecería un segundo movimiento de carácter indigenista –encabezado por el chiriguano Apiaguaiqui – Tumpa de la parcialidad de Ivo–, generado por el despojo de sus tierras a cargo de terratenientes y latifundistas, apoyados por fuerzas del poder central. En diciembre de 1891 los principales jefes del pueblo chiriguano reunidos en Cuyuruqui o Kuruyuqui –situado en la prolongación del valle de Ivo o Ibo (voz guaraní:ibú, manantial), cerca de Camiri, a sólo dos leguas de Boyuibe–, se pronunciaron por la guerra contra el pueblo blanco ‘karai’. Este alzamiento de los ‘cambas’ chiriguanos era un acontecimiento más de una larga historia de casi 300 años de enfrentamientos, que comenzó en 1564 cuando los nativos de esta región destruyeron Santo Domingo de la Nueva Rioja, fundada por Andrés Manso a orillas del río Parapetí (voz guaraní: parapiti, matanza = río matador, seguramente por los desastres que sufren las sementeras, por sus inundaciones. Los ‘cambas’ chiriguanos aún tenían en el recuerdo el escarmiento que le dieron al virrey Toledo en las postrimerías del siglo XVI cerca de Cuevo, obligándolo a replegarse con su tropa, todo maltrecho. Similar situación se presentó con Francisco Antonio de Argamosa en 1729, cuando España emprendió una nueva guerra contra el imbatible pueblo chiriguano. 
 Cuando los caciques amigos de Apiaguaiqui insistieron para que Mandeponai se uniera a la guerra, encontraron un nuevo y duro rechazo, aduciendo que “la guerra no es buena pues ningún provecho se saca de ella” y sobre las cualidades del Tumpa guerrero, declaraba que era un impostor.Este llamamiento a las armas traía a la memoria el genocidio realizado en diferentes momentos, primero por los europeos y luego por tropas bolivianas azuzadas por algunos hacendados lugareños. La causa inmediata de la sublevación fue el permanente estado de abuso y sobreexplotación al que se encontraban sometidos los indios chiriguanos de Ibo. La noticia de la sorprendente aparición del Tumpa recorrió las tierras cordillereñas. Con mucho sigilo “iniciose así la preparación febril para la guerra. Indios de Caipependi, Itatiqué, Pipi, Ururigua, Tacuarandi, Oquitas, Parapeto, Yute, Choreti, Macharetí y otros lugares semejantes se entregaron de lleno a la fabricación de rústicas ballestas”. Se unieron más de cinco mil querembas (guerreros) alrededor del ‘Tumpa’ Apiaguaqui, o Chapiaguasu, como lo llama Francisco Pifarré, porque fue para su gente algo así como una expresión del hombre transformado en Dios.
… Masacre de Curuyuqui  (28 de enero de 1892) Un incidente ocurrido el primero de enero de 1892 habría sido el detonante de la guerra. Esa noche el corregidor de Cuevo, ebrio, viola y mata a una mujer chiriguana, pariente de un cacique o Mburuvicha local. Durante todo el mes de enero la cordillera se enciende y se producen ataques esporádicos a puestos ganaderos. Comenzaron las hostilidades. Ibo fue aislado de inmediato, el pueblo de Ñumbite fue incendiado; igual suerte corrió Cangapemí, situado ‘a dos leguas al poniente de Cuevo’…
 El 10 de enero se dirigía hacia Santa Rosa, -convertido en el fuerte contra la sublevación chiriguana-, el primer auxilio a cargo del subprefecto de Azero, don Tomás Frías, siendo obligado a tocar y hacer fuego en retirada. No satisfecho con esta victoria, en el amanecer dominical del 21 de enero, el Tumpa a la cabeza de 1.000 indígenas a píe y 300 a caballo, inician la ofensiva contra la misión de Santa Rosa de Cuevo, no consiguiendo tomarla. Poco después "Camiri cayó en poder de los insurrectos, siendo pasado a degüello varias personas cristianas. (Mientras tanto) La ciudad de Charagua estremecíase de ansiedad", saliendo luego jinetes rumbo a Santa Cruz, pidiendo apoyo y reclamando armas para defenderse. La reacción del gobierno central no se hizo esperar. El 27 de enero (1892) llegó desde Lagunillas el general Ramón González, apodado Pachacha (dos veces hombre en aimara), entonces prefecto de Santa Cruz… Por instrucciones del gobierno de Aniceto Arce "organizó una fuerza expedicionaria de mil seiscientos noventa hombres, mil quinientos indios aliados, cien rifleros y cuarenta nacionales con escopetas". A las seis de la mañana del 28 de enero de 1892, se posesionaron frente a la serranía de Agauragüe, en Curuyuqui (voz guaraní: cururú, sapo; yuqui, sal = salitral de sapos), en una prolongación del valle de Ivo. En este lugar se dio una horrenda batalla, siendo derrotadas las fuerzas de los cambas chiriguanos. 
"El combate se prolongó desde las seis de la mañana hasta las dos de la tarde; las fuerzas del gobierno tuvo nueve muertos y treinta heridos, los chiriguanos seiscientos, no se precisaron cuantos heridos". "El teniente coronel Tomás Frías, en una carta dirigida al Prefecto del Departamento de Chuquisaca, calculaba que los muertos chiriguanos alcanzaban la cifra de novecientos a mil, entre hombres, mujeres y niños". De inmediato se inició la persecución de Apiaguaiqui. Durante la misma, tanto las tropas militares como los propios terratenientes iban asesinando a los miembros de este pueblo, confiscando ganado y alimentos también. Cuentan que el que dirigió esta masacre fue el coronel Melchor Chavarría, el ‘llulla’ (mentiroso en quechua), delegado del gobierno central en Sucre "cuyas instrucciones eran limpiar la zona de todo vestigio de rebeldía indígena"
De acuerdo a los poderes extraordinarios que el gobierno boliviano le había otorgado, esta autoridad posteriormente adjudicó tierras al Colegio Franciscano Misionero de Potosí, para que fundara una misión conversora en Ibo. Dicen que el Tumpa cayó preso en Monteagudo, gracias a un ardid traicionero del capitán Guagerai o Guatinguay, el tubicha de Caruruti, como lo llama Hernando Sanabria. Informado Chavarría de la captura de ‘Apiaguaiqui Tumpa’ en el llamado cerro Agaragüe (voz guaraní: aguara, zorro; güei, que fue = zorro de antaño), es trasladado al pueblo de Sauces, hoy Monteagudo del departamento Chuquisaca, quien después de ser sometido a consejo de guerra y seguramente a torturas, fue fusilado en la plaza de Monteagudo a las cinco de la tarde del 29 de marzo de 1892. Anteriormente ya habían sido ejecutados sus otros dos capitanes, Güaracota y Ayemoti. Cuentan que el líder de la rebelión tenía 29 años. El Delegado gubernamental Chavaría en su informe escribía: "Apiaguaqui murió con la altivez de un gran caudillo. 
En cumplimiento de lo dispuesto en la ‘orden general’, el cadáver permaneció expuesto en el patíbulo hasta el día siguiente". Era el doloroso epílogo del que hoy se conoce como Apiaguaiqui o Apiaiqui o Hapia oeki Tumpa. A eso agrega Suárez Medina: "Así terminó este episodio de la vida chiriguana, y las ansias de libertad del valeroso pueblo camba" o ‘nación indomable’ como los llamara el historiador y militar Enrique Vidaurre Retamozos. La derrota de la sublevación hizo que "miles de hombres, mujeres y niños, como en los peores tiempos de la esclavitud, fueron repartidas entre las haciendas, en las misiones, y en el peor de los casos, padecieron el escarnio de ser transportados hasta la ciudad de Sucre, donde fueron generosamente obsequiados para cumplir faenas domésticas"A 124 años de esta masacre que avergüenza a la historia de Bolivia, honor y gloria a los mártires del pueblo ‘camba’ chiriguano, que cayeron por la libertad y la dignidad de su gente indómita y rebelde. Ore Jae Iyambae: Nosotros Somos Sin Dueño.”  fuente: eju.tv


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